En los últimos veinticinco años se están sucediendo transformaciones a una gran velocidad que no sólo afectan al campo tecnológico, sino al orden social, político, a la naturaleza del trabajo y a la familia.
La sociedad de masas creada por la prensa y televisión está siendo sustituida por una individualización en la información, atendiendo a los diferentes gustos. La educación tradicional se va cambiando por una variada secuencia de elecciones en donde la comunicación de los estudiantes a través de una pantalla es mayor. Cada vez hace menos falta salir de casa. Por medio de las autopistas de la información es posible conseguir una comunicación en todos los campos: trabajo, educación y diversión. Cada vez es mayor el número de personas que actualmente trabaja en sus casas con los ordenadores.
A través de ellos, también, pueden conectarse con los centros universitarios, bibliotecas, exposiciones o museos de todo el mundo sin salir de casa. Tampoco hace falta salir para comprar, asistir al último estreno de cine o hacer una consulta al mejor médico, a distancia, a través de la pantalla.
Todo ello nos lleva a la progresiva separación entre lo privado y lo público.
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